Sobre mí

Arturo Arpón, estudiante e intento de Youtuber.

¡Hola! Primero que nada, quiero agradecerte por tomarte el tiempo de leer esta sección de mi blog, en el que conocerás aspectos de mi vida y mis pensamientos que pocas veces he compartido.

Me llamo Arturo Arpón, y nací un 28 de abril hace 20 años. Uf, cuando leo mi edad, me digo: “viejo de mierda”, pero después recuerdo que probablemente viva por lo menos 60 años más y se me pasa (sí, era un chiste. Viva mi humor, ja, ja).  Mi vida hasta hace poco se resumía como el promedio: clase media, capaz pero flojo (así como nos decían los profes), relativamente pocos amigos, y una adolescencia que en gran parte ocupé en estudiar (poco y nada), jugar videojuegos, no hablarle a ninguna chica, y ver a vegetta en Youtube. No, no me siento muy orgulloso, pero así es la life, ¿no?

Mi vida, al igual que la de todos, ha tenido sus altos y bajos. Tuve la suerte de nacer en una época en la que a mi padre le iba bien económicamente, pero mi madre desarrolló un cáncer de mama cerca del 2003. Cuando yo era pequeño, evidentemente, no comprendía todo en su totalidad; solo sabía que más pronto que tarde mi madre ya no estaría conmigo. Y yo la adoraba. 6 años después, falleció. Es algo que me afectó de muchas maneras que, si bien ni hoy en día las comprendo, pues ni si quiera tengo recuerdos claros de/con ella, sé que me ha afectado. El 2016, estuve no en una depresión, pero sí algo cercano. No quería tener amigos, quería estar solo, no ir al colegio, que nadie me molestase y jugar Play Station, y tenía muchos síntomas de un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), por lo que comencé a tomar pastillas antidepresivas, que se dirigen a la misma área del cerebro en el que ocurren los TOC. Quizás por esas mismas razones, dependía tanto de mi familia. Quería saber que podía contar con ellos y sentir esa seguridad mental, mas estando solo; un tanto irónico, la verdad. Pero así es la mente. Por sobre todo esto, además, era gordito. Comía no como bestia, pero sí consumía demasiada azúcar y, sobre todo, Coca Cola, literalmente bebía por lo menos 1.5L al día. Así de mal.

Nunca le hablaba a chicas, ni siquiera a las dos de mi clase a las que conocía desde que tenía 3 años. Mucho menos le iba a hablar a alguna que me gustase o me llamase la atención como intentar establecer una amistad. No tenía confianza en mí, y mucho menos en mis habilidades sociales.

En fin, fue un periodo bastante solitario.

Ese mismo año en el que me recetaron las pastillas, fue cuando comenzaron las charlas en mi hogar y en el colegio de qué estudiar en la universidad. Nunca supe qué me motivaba de verdad. Algunas cosas me gustaban, sí, pero nunca llegué a conocerme más en esos sentidos. Cada vez que me preguntaban qué estudiar, tenía una respuesta diferente: que si administración de empresas o medicina, microbiología o estudios internacionales, psicología o física… En fin, se entiende, ¿no? Y recibir esa presión constante siempre lo detesté, pero bueno, eran cosas de la vida, del sistema.

A fines del 2017, en unas actividades del colegio, me dije: a la mierda, voy a participar, y fue ahí cuando comencé a salir de esta especie de burbuja de protección de la realidad en que me encontraba. Ya en 2018 me solté, por decir de alguna forma, y comencé a salir a fiestas (Sí, fui a mi primera fiesta a los 17 años), conocer gente, y ampliar mi círculo. Ese año terminé el colegió, y el siguiente, 2019, tuve la gran oportunidad de viajar a China, experiencia en la que comencé a crecer y a ampliar mis horizontes de maneras increíbles. Mi padre había perdido su trabajo el 2014, y a fines del 2019, ya que la situación en Chile estaba mal, él no tenía dinero para ayudarme a pagar la universidad, y al no querer endeudarme de por vida, tomé otra difícil decisión. Ir a España a trabajar y juntar dinero. No me resultó. De hecho, regresé a Chile más endeudado, y con plata que no es mía siquiera.

Todas estas experiencias personales me han traído hasta aquí; a querer compartirlas y crear una comunidad en que no nos de miedo decir de verdad lo que pensamos, nuestros objetivos, miedos, ansiedades, inseguridades, ya sea de manera anónima o no. Que no nos de miedo pedir ayuda a otras personas, y que entre todos podamos apoyarnos con consejos, ideas, proyectos, o hasta un simple: “fuerza y dale con todo”, o un “confío en ti”. De esta forma, crecer personalmente; entre todos.

Si has llegado hasta aquí en esta sección, te lo agradezco de corazón. Me he desnudado en cierto sentido contigo e, incluso, quizás, te identificas con algo -o todo-, de esta pequeña parte de mi historia. Te invito a que leas los demás artículos/posts que he subido. Podrías encontrar esa referencia, idea, motivación que estás buscando o, por lo menos, aprender algo nuevo.

Te deseo un excelente día -o noche.

Arturo.

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